Cuando cae un soplo de un diente de león, un deseo nace y abre sus puertas ante ti.
Tú, sin dudarlo, atraviesas esas puertas, y le susurras al cielo tu ansiado deseo. Sí, ese deseo que le corresponde a él, tu felicidad.
Ganas un deseo con tan solo un soplo. Ese deseo que puede ser mío, tuyo o suyo. El deseo que luego se lleva el viento, lejos, muy lejos. Recorrerá todo el mundo hasta llegar a estar tres metros sobre el cielo. Volará hasta llegar a la otra punta del universo; al infinito y más allá.
Cuántas veces no habré soplado un diente de león... (:
ResponderEliminarMillones y millones.
ResponderEliminarYo de pequeña iba mirando por todos los jardines haber si encontraba uno para soplar, me hacía tanta ilusión :)